martes, 27 de junio de 2017

Corrupción alienígena



La corrupción no es un gen aislado ni producto de la justa ambición política y empresarial. Es una invasión que viene del espacio. Así opinan refutados parapsicólogos, videntes, revistas de comunicación astral y programas televisivos de difusión extrasensorial consultados. Y yo mismo sin ir más lejos.

Desde antiguo, la Iglesia Católica sabía que la corrupción no era un pecado capital, por ello no la incluyó en el octavo, número bastante vulgar y poco cabalístico como el 7. También lo evitaron por no responsabilizar a Jesucristo, que con alguno de sus milagros corrompió la esencia de las cosas. Así sucedió con la conversión del agua en vino, hecho que coincide a la perfección con la definición docta de “corromper” según la RAE: “Alterar y trastocar la forma de algo”. 

Visionarios como Nostradamus –que como sabemos predijo todo, excepto su muerte–, y algunos alquimistas, cabalistas y titiriteros, opinaron que en tiempos venideros, la philarguria (avaricia en griego) mutaría en el espacio y “..caería sobre la Tierra como lluvia de estrellas.” Al verbo vinculado a esa lluvia, en latín, lo denominaron corrumpere (romper o hacer pedazos algo con intensidad), y avisaron que afectaría gravemente al que no llevara paraguas.

Finalmente esas predicciones se cumplieron a principio de los años 80 del pasado siglo XX; aunque el Instituto Meteorológico no fue capaz de detectar ese fenómeno en forma de lluvia de estrellas. Si no lo hizo, no fue por incapacidad técnica o humana, sino porque la corruptio (la voy a denominar así para distinguirla de la corrupción de la carne y porque el latín es el idioma que entienden los extraterrestres) fue insuflada por seres superiores en forma de hálito incoloro, inodoro e insípido. Tampoco afectó el hecho de llevar o no paraguas, ya que solo afectó a mentes privilegiadas de la política y las finanzas durante unos meses de sequía invernal. Por ceñirnos a España, la corruptio, se hizo presente, a finales de 1982, en los albores del acceso del PSOE al poder. Fue instalándose lentamente, sin llamar la atención de los ciudadanos, entre la mayoría de los dirigentes socialistas y en los empresarios más afines durante las etapas de mayorías absolutas. Solo se libraron, casualmente, aquellos que padecían resfriado común o gripe española, ya que los anticuerpos producidos por el ser humano bajo estas circunstancias, impiden la propagación e instalación crónica de la corruptio, infección contra la que todavía hoy no se ha descubierto vacuna alguna. 

Con el declive socialista y el democrático asalto al poder del PP, la corruptio pasó a instalarse entre las filas de este partido y sus acólitos empresariales con mayor virulencia, ya que los líderes de dicha clase política, al no ser descamisados y habiendo estado bien alimentados y abrigados desde niños, eran más inmunes al resfriado común; aunque la gripe española, o españolista, no parece estar mal vista entre sus filas y en ocasiones ha librado a algunos de sus miembros de la temida infección. Conviene resaltar que, evidentemente, de todo ello ni de las consecuencias planetarias que vendrán, han sido conscientes, socialistas y peperos, ni tampoco la clase financiera y empresarial del país. No hay que olvidar, que por contagio, otras formaciones menores se han visto también afectadas. Como la extinta CIU, transformada ahora en Convergencia Democrática e integrada en JPS, en un intento de eludir la enfermedad de la que alguno de sus anteriores líderes y sus familias están totalmente infectados. 
Una vez insuflada suficientemente esta, llamémosle, plaga bíblica, los extraterrestres que son los que la han provocado y que la necesitan, no para medrar o enriquecerse, sino para respirar, han ido suplantando los cuerpos de los infectados (igual que en aquella película premonitoria: “La invasión de los ladrones de cuerpos”) hasta convertirlos en zombis, cuyo único objetivo es la búsqueda de la corruptio para alimentar a sus verdaderos dueños alienígenas. La siguiente fase que tienen planeada estos seres de otros mundos, es invadir y suplantar a una gran parte de la población humana.

Tengo que reconocer que hasta ahora me he librado de la plaga gracias a que todos los años pesco un par de resfriados, acompañados de estornudos constantes y fuerte mucosidad, que en conjunto han mantenido a raya a la corruptio. Si todavía no habéis sido infectados y poseídos, recomiendo que os echéis en brazos de los resfriados, o si creeis estar mejor representados por la gripe española, en los de ella. ¿Cómo?: evitando toda suerte de anticatarrales y antigripales, mucolíticos y tisanas. Los mocos, estornudos y toses ya se encargarán de acabar con esa plaga y por ende con los alienígenas que pretendan ocupar vuestro puesto en el mundo.

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