sábado, 22 de abril de 2017

Financiación, ¡divina!


No es bueno para la Iglesia trabajar a sueldo del Estado y estar a expensas de las diferentes formas de contra-reformas laborales. Aunque ese sueldo ascienda a  13.000.000 € al mes más dos pagas y 30 días de vacaciones. La Iglesia por el bien de todos –no solo de sus acólitos– debería autofinanciarse, ser totalmente autónoma; tomando como ejemplo a Dios. Para conseguirlo, yo propongo determinadas medidas, comenzando con el copago, que ahora está de moda en los seguros de automóviles y en la Sanidad pública. El que quiera que sus pecados le sean perdonados, que pague 1 € por los veniales y 5 € por los mortales. Por comulgar, 0,50 € por hostia: menos que el precio de una hogaza de pan. Por escuchar misa, 2 €, los sábados, domingos y fiestas de guardar y 1 € entre semana. El miércoles por ser el día del espectador, 0,50 €: tarifas más baratas que las de cualquier multicine. Para ida y vuelta (misa el sábado y el domingo, o festivo), descuento de 25%, y precios en función del horario según sea valle o llano como el AVE. Para los mayores de 65 años, estudiantes y militares, una reducción del 25 al 40%,  como la tarjeta dorada de RENFE. Y para familias numerosas y colectivos, precios especiales. Para ejercicios espirituales y cursillos pre-matrimoniales, habría que confeccionar nuevas tarifas, manteniendo los precios congelados hasta que pase la crisis para bodas, bautizos, comuniones, extremaunciones y sepelios, que ya figuraban en el catálogo de precios. Para los congresos y debates de la Conferencia Episcopal permanente, se podrían emitir entradas de asistencia sin voz ni voto, de entresuelo, no numeradas a 20 €. Por ver al papa en vivo, 100, 40, o 15 €, según sea butaca, platea o gallinero; más económico que ir a la ópera. En diferido ya se ocuparía la SGAE de la recaudación por derechos de autor, bien a través de Yelmocineplex 3D o de las televisiones públicas y privadas, y la Ley Sinde-Wert haría lo propio con las descargas ilegales y el canon audiovisual. Medidas complementarias como estas son las que llevarían a una financiación autónoma y saneada de la Iglesia, sin el clientelismo del poder y sin tener que cambiar asignaturas como la de “Educación para la Ciudadania” para obtener ingresos de autor con las nuevas publicaciones de “Educación Cívica (y religiosa)” en la ESO. Con este paquete de medidas, se conseguirían incluso jugosos repartos de beneficios entre los feligreses, o en obra social. Finalmente, la emisión de bonos convertibles y acciones con participación en bolsa, garantizarían la autofinanciación y el incremento de la fe. Siempre que las agencias de calificación vaticanas apoyaran estas medidas y Dios no se manifestara en contra.

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