jueves, 28 de abril de 2011

Nos queda la lana



Supongamos que todos los seres humanos pensáramos igual. Igual de bien se entiende. Sí, pero ¿como quién? Tomemos como ejemplo a nuestros políticos, aunque más que ellos nuestros, ya somos, o pronto vamos a ser todos nosotros, suyos. Pensemos en los que tienen poder actual o van a tenerlo a la vuelta de la esquina, es decir, en los de mayor rango. Porque nadie querría ser, por ejemplo, como el alcalde de Lepe o el de Castelldefels. ¿Seríamos mejores si todos pensáramos como Leyre Pajín, como José "Pepín" Blanco, o como Carmen Chacón, por poner mandos intermedios? ¿O seríamos peores si lo hiciéramos como Esteban González Pons, como Maria Dolores de Cospedal, o como Soraya Saenz de Santamaría; estas últimas también llamadas “Los ángeles de Rajoy”? ¿O tal vez seríamos más auténticos si no pensáramos como ninguno de ellos incluidos sus mandos superiores? Menudo tostón ser todos Pajínes, Blancos, Chacones, Ponss, Cospedales o Santamarías, todo el día diciendo sandeces.
También podríamos verlo desde el punto de vista de la erótica del poder. Y ya que he elaborado unas listas no paritarias con discriminación positiva 4 a 2, ¿qué nos pondría más, la barbilla de Blanco, el aire marcial de la Chacón, o la melenita corta de Cospedal? A Soraya no la incluyo porque juega con ventaja. Tiene nombre de Emperatriz, ha posado con traje de chaqueta para una revista de moda seria, y fué participante en “Lluvia de Estrellas” de jovencita. A Esteban tampoco, porque está siempre sonriente como Zapatero antes, pero como si fuera nuestro director espiritual. Y Leyre ahora es enfermera y tiene que cuidarnos a todos en vez de provocarnos.
¡Estamos listos si nos dejáramos llevar por sus dulces promesas! Pues eso es precisamente lo que haremos. Les daremos carta blanca para jugar al póker con nosotros. Tanto si les entregamos la mitad más uno de sus escaños, como si les castigamos con menos de la mitad, les estaremos regalando el comodín. A no ser que bailemos con Izquierda Unida, la menos agraciada, con el Partido Nacionalista Vasco, el más varonil, o con Convergencia i Unió, que tiene nombre de industria textil: como Fabra y Coats, líderes de la mercería catalana. Aún quedarían en la pista: Independientes por Cuenca, Unión por Leganés, Alternativa Motor y Deporte, o Ciudadanos en Blanco. Ninguna decisión es fácil, y menos desde el rebaño.
Como corderos en el redil que salimos de tarde en tarde en transhumancia para votar y poder balar después todos entonados, bien para afirmar a nuestro pastor o para negar al lobo, la única esperanza que nos queda es tener la suficiente paja para poder dar lo mejor de nosotros: la lana.

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