viernes, 13 de mayo de 2011

¿Hay vida después del telediario?


En una ocasión, escuché decir a un tertuliano serio –una de esas personas que emiten opiniones o perogrulladas como si fueran verdades absolutas–, que lo seres humanos tenemos el número de respiraciones contadas; sin emitir una cifra. Yo voy a ir aún más allá que Perogrullo. En mi opinión y sin que nadie se ofenda diré una mentira: estoy convencido de que el número de respiraciones al que se refería el tertuliano aquel, era de 294.336.000. Cifra mágica. Esta cifra a pesar de ser falsa, es una gran verdad matemática. ¿Que porqué? Porque es el resultado de ponerme a respirar con el segundero a mano y comprobar si sigo vivo después de respirar 7 veces exactas en un minuto que es el tiempo que se tarda en leer esta frase sin comas. Esto también sería una mentira matemática, porque es imposible dividir 60 segundos entre un número primo, el 7, y tener una respiración tan acompasada que nos dé: 8,571428571... segundos –guarismo que me ofrece mi la calculadora– por bocanada. Pero ¿a qué viene mentir tanto? A que pensaba que si hacía ese cálculo para 80 años, la cantidad resultante de multiplicar 7 respiraciones x 60 minutos x 24 horas x 365 día x 80 años, coincide con la cifra mágica y procurando respirar más despacio, ese número se alcanzaría más tarde prolongando mi vida algunos años extras. Mirando de nuevo el segundero intenté respirar una vez cada 10 segundos, comprobando que salían 6 respiraciones exactas por minuto, que no me había asfixiado y que incluso me sentía mejor. Sobre todo después de haber hecho algunos cálculos matemáticos respirando a ese ritmo y verificar que iba a vivir 93 años, 121 días, 15 horas, 59 minutos, 59 segundos y unas décimas. Desde que nací, no desde ahora. Que no está nada mal. Incluso estaría dispuesto a regalarle a alguien que lo necesite más que yo, esos 121 días y pico. Hay que ser generoso en esta vida. Ahora voy a hacer un punto y aparte para tomar aire, aunque viva algo menos.

Me acabo de dar cuenta de que he cometido un error importante. No he tenido en cuenta los años bisiestos, esos que tienen un día más cada 4 años, el 29 de febrero –confío en que no sea el cumpleaños de ninguno de ustedes– por lo que yo viviré 24 días menos. Para corregir esto sin acortar mi vida y seguir siendo generoso, le he pedido a la persona a la que le iba a regalar esos 121 días y pico, que me devuelva 24. Que tampoco 97 días y ese pico de vida extras están tan mal. Se pueden hacer muchas cosas buenas en ese tiempo. Con estos cálculos que son producto de una vida dedicada al cálculo infinitesimal, espero contribuir a que todo el mundo pueda saber cuánta vida le queda, sin tener que recurrir al horóscopo o a una pitonisa.

Pero algún pero tenía que haber. No he tenido en cuenta a alguien muy importante: Dios. Él tenía que intervenir porque no se puede estar quieto. Por eso decidió para ser justo, que todo el mundo al nacer tuviera el mismo número de respiraciones; solamente hasta que Él lo decidiera. Algunos vivirían solo un suspiro y otros como yo, superando ya los 196.646.400. Por lo que todavía me quedan muchos, si Dios quiere. Quien desee conocer mi edad, que haga sus cuentas con los datos aportados. Yo he puesto las bases para el conocimiento científico y ya solo por eso merecería llegar hasta mi último suspiro: el 294.336.000.

Es cierto que mucha gente, no muere por falta de aire antes de ese último suspiro, sino por hambre, o por accidente, enfermedades, desgracias y cataclismos provocados por Dios, o al menos consentidos. Y en caso de no existir Él –como afirman algunos–, por culpa entonces de los seres humanos, los animales o la Naturaleza, que es peor. Dios no, y la Naturaleza divina tampoco, pero yo sí querría que todo el mundo alcanzara esa cifra mágica conmigo. Dicen también, que los que creen en Él y rezan, o los ecologistas radicales, viven más. No dispongo de estadísticas para rebatirlo, ni tampoco viene al caso.

Para hacer más rico este debate, deberíamos incorporar otro parámetro muy de actualidad: los telediarios. ¿Cuántos telediarios tenemos contados? Si somos ecuánimes tanto con las televisiones públicas como con las privadas podríamos tomar como referencia 6 al día, haciendo zapping. Voy a seguir siendo generoso con el prójimo concediéndole una esperanza de vida igual a la mía, que descontando los días y pico regalados era de 93 años, aunque conozco gente que vive y ha vivido más. Tal vez por respirar menos o por rezar y reciclar más. Tomándome a mí como modelo, que soy el que tengo más a mano, cuando nací, todavía no había llegado el telediario ni la televisión a España. Solamente daban unas noticias por la radio llamadas “partes” y eso no cuenta, ni el NODO tampoco. “Ya está aquí el parte”, decía mi abuelo el rojo, que siempre sintonizaba Radio Intercontinental “la más musical”. A continuación se apresuraba a apagar la radio, terminado ya el dichoso “parte” antes del consabido, “Viva Franco, arriba España”, seguido de un himno –no de Riego precisamente–, para evitar tener que ponerse firme con el brazo en alto y yo con él con las palmas de las manos mirando al sol. Pasados unos minutos, concluido ese fragor no escuchado por los dos, volvía a conectar “la más musical” para oír cantar a Antonio Molina para mi desgracia y la de los trabajadores del Valle de los Caídos. Hasta mis 8 años ya cumplidos, no apareció el primer telediario en la única televisión española, la TVE, aunque en casa no la teníamos aún. Después vino el UHF llamado por los más patriotas la Segunda cadena y más tarde la abundante actualidad que hoy todos conocemos. Por eso, haciendo un promedio justo, vamos a multiplicar una media de 4 telediarios diarios desde mi nacimiento hasta mi muerte a los 93 años, por 365 días al año –añadiendo en esta ocasión los 23 días por los bisiestos– y nos salen 135.873 telediarios de vida media, de los que a mí me quedan 44.691 (s.e.u.o.) que no es poco si uno tiene el alma inquieta y ansias de saber.

Si fuera posible ver solo dos telediarios al día, yo estaría dispuesto. Seríamos más longevos aunque fuésemos menos cultos. Pero no lo es, porque entonces viviríamos 186 años y Dios, o los seres humanos, los animales, la Naturaleza e incluso las plantas venenosas y el terrorismo internacional, tendrían que aniquilarnos antes. Ese será nuestro castigo, escuchar cuatro veces al día a los locutores de moda y dentro de poco, de nuevo a Urdaci otros 8 años más. Lo siento, pero en estos temas científicos no hay más remedio que hacer futurología y eso me dice el tarot. Lo que no me dice este es: cuantos telediarios le quedarían al locutor recuperado antes mencionado, para poder volver asomarse a la pequeña pantalla. En mi noble afán de intentar prolongar la vida útil de los humanos y de los adjetivos, sin contrariar a Dios ni a los Académicos de la Lengua, he pensado que tal vez suprimiendo ese último telediario, el de Urdaci, que es el que más se parece al “parte” que escuchaba mi abuelo, y quedándonos solo con 3, aumentaría nuestra esperanza de vida hasta los 116 años y medio. Pudiendo regalar incluso 16 años y medio de vida a alguna niña hindú, para ser generosos con el tercer mundo. Vivir 100 años, no es imposible (acabo de comprobar con horror al verificar datos sobre el Valle de los Caídos por Dios y por España, que Franco todavía vive en una página web, www.generalisimofranco.com, la suya). Tras este paréntesis, al desaparecer el cuarto telediario de nuestra vida diaria, esta sería más saludable y gracias a los avances de la medicina geriátrica, la edad propuesta resultaría viable. Siempre que Dios o los seres humanos, los animales, la Naturaleza, las plantas venenosas, el terrorismo internacional, el pacto de Toledo, Urdaci, e incluso esa página web inmortal nos lo permitieran.

Recientemente, una de las dos Españas –a ninguna de las cuales pertenezco por derecho propio– ha dejado de ver el telediario de Gabilondo. Mejorando así su esperanza de vida a costa de su calidad. Yo propondría un reparto justo en el que una España solo viera Canal Sur, la Sexta, la Cuatro y la 2 de TVE con Gabilondo como opcional sustituyendo a alguna de las tres anteriores, y la otra España, Telemadrid, Veo 7, Intereconomía y la 1 de TVE con Urdaci, sustituyendo a alguna de estas otras tres.

Yo, si quieren que les sea sincero, no desearía vivir tanto.


1 comentario:

  1. Muy buenas...., y sobre todo las fotografías, maestro.
    Despertar un domingo y encontrarme con esto, jajaja, es todo un reto Antonio. Ya me leeré con calma las respiraciones reglamentarias junto a los telediarios que estadísticamente tendré que ver para conseguir la mayoría de acumulaciones que me permita despedirme en paz.

    Mil besos. Clotilde.

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